El Pacífico norte chocoano, líder internacional en conocimiento pesquero
La experiencia que por más de 20 años han tenido las comunidades de Bahía Solano y Nuquí en el tema de manejo pesquero ha llegado a ser tan renombrada, que ahora otros países están interesados en conocerla y llegar a replicarla.

Es por eso, que el año pasado fue creado en esta zona, el Territorio de Aprendizaje Pacífico Norte, una iniciativa que ha contado con el apoyo de la Corporación Procasur y la Fundación Acua y el Fida; con el fin de promover experiencias de intercambio y formación en el tema de “Ordenamiento marino y pesca sostenible”.
Dichas organizaciones, fueron las encargadas de dar capacitación sobre la metodología que se emplea en otros Territorios de Aprendizaje y la forma de implementación en esta zona que inicialmente incluye a Bahía Solano y Nuquí.

Es así, como en el marco de esa iniciativa, miembros del Territorio Pacífico Norte, recibieron a principio de esta semana, a un grupo de personas provenientes de Panamá, Ecuador, México y un líder comunitario de Tumaco, quienes visitaron ambos municipios para conocer de primera mano los diferentes procesos sociales que se vienen adelantando allí.

Al respecto, Óscar Saya Castillo, gerente del Territorio de Aprendizaje, explicó que esta es una estrategia de la sociedad civil para contar experiencias calificadas como exitosas, y que en el caso local, “es una construcción colectiva en el marco del proceso organizativo, que se viene trabajando en aras de lograr un fortalecimiento social, lo que ha dado como resultado un importante ordenamiento ambiental marino-costero en esta zona del Chocó”.
Precisamente, en el encuentro, se compartieron las experiencias de trabajo local con los diferentes actores entorno a la pesca artesanal, que han derivado en la declaratoria de unas zonas importantes en término ambiental, como la ZEPA (Zona Exclusiva de Pesca Artesanal); la ZEM (Zona Especial de Manejo Pesquero) y el DRI (Distrito Regional de Manejo Integrado Golfo de Tribugá- Cabo Corrientes), que lo que hace es complementar las acciones de conservación del Parque Nacional Natural Utría.
En el caso de Bahía Solano, se trabaja principalmente con la ZEPA-ZEM, en un proceso que incluye un proceso de sensibilización y apropiación de la comunidad sobre el impacto que las distintas artes de pesca tienen sobre la biodiversidad y la disponibilidad del recurso pesquero.
De esta forma, se ha conseguido desarrollar toda una cadena de valor con las personas que en distintos momentos tienen que ver con la actividad pesquera: comercialización con la Red de Frío; Masmepez con las mujeres; el procesamiento con Sabor a mar, Maná; mientras que en Nuquí, el trabajo ha estado más enfocado al tema de conservación de manglares, el fortalecimiento del Consejo Comunitario y la labor del PNN.
Un ejemplo social
En cuanto al éxito del trabajo que se ha realizado en esta zona, Saya señaló que ha funcionado porque “hemos hecho las cosas al derecho y hemos podido juntar a todos los que tienen que ver con la pesca artesanal; entonces nuestro principal aprendizaje es trabajar de forma articulada”.
Por eso, estas organizaciones pesqueras en Bahía Solano tienen claro que la pesca debe seguir funcionando con criterios de responsabilidad ambiental, por lo que han determinado que lo que debe predominar es el uso del anzuelo.
¿Las razones? Primero, porque es una pesca selectiva, que permite extraer piezas de mayor tamaño y en caso de que se necesite, devolver especies capturadas (bien sea porque no alcancen las tallas o están en veda).
Respecto a si se está valorando este trabajo artesanal o no, Óscar Saya asegura que se está valorando mucho porque ese pescado capturado artesanalmente lo están pagando mejor (un caso muy reconocido es la cadena de restaurantes Wok), sin desconocer que para que llegue el producto con la calidad que se exige, todavía hay que sortear muchas dificultades, como la de la cadena de frío.
“En esta zona falta de todo, ampliar la Red de frío y mejorar los sistema de transporte, pero eso nos anima a seguir trabajando”, resaltó el gerente del Territorio Pacífico Norte.
En el grupo de personas que participaron de este encuentro, Bahía Solano Al Día pudo conversar con Diego Rosado, funcionario del Ministerio de Ambiente de Ecuador, quien trabaja en un área costera protegida, como administrador.

Él manifestó que “lo que están haciendo acá es muy destacable porque hacen un aprovechamiento muy importante del recurso, tanto en la Zona de Pesca Artesanal como desde el empoderamiento que tiene el pescador artesanal del manejo del recurso, procesamiento y cadena de valor, incluyendo cadena de frío y comercialización”.
Rosado también dijo que la conservación es un factor común que ahora hay en muchos países, pero lo más importante es el manejo participativo comunitario, como se da en esta región del Chocó: desde el pescador, la esposa en la planta procesadora, las organizaciones sociales que han formado empresa para la comercialización, etc. con el fin de conservar el recurso y que en el tiempo sea sostenible para asegurar que la especie se mantenga para las próximas generaciones.