Avanza proceso para declaratoria de reserva de la Biósfera en el Chocó
Con la presencia de la comunidad, líderes de varios corregimientos, así como representantes de diferentes instituciones, este martes se llevó a cabo en Ciudad Mutis, el taller de socialización de la viabilidad de la propuesta de declaración de una zona entre Nuquí y Bahía Solano (Tribugá-Cupica-Baudó) como Reserva de la Biósfera por parte de la Unesco.

Durante la actividad desarrollada por profesionales del Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP), como parte de la primera etapa del proceso predeclaratoria, se realizaron diversas actividades en las que se explicaron las características de una zona catalogada así, los beneficios para la comunidad, al igual que la responsabilidad y los compromisos de la población que vive en ella.

Pero, ¿qué es una Reserva de la Biósfera? Es un área representativa de uno o más ecosistemas no alterados por la acción del ser humano o que requieran ser preservados y restaurados, en donde habitan especies representativas de la biodiversidad nacional o mundial, entre las que se incluyen las que son consideradas endémicas, amenazadas o en peligro de extinción y hacen parte del programa sobre el hombre y la Biósfera que la Unesco creó en 1971 para impulsar el desarrollo sostenible en el planeta.
Según explicó Zulmary Valoyes, investigadora del componente ecosistémico del IIAP y coordinadora del proyecto sobre la declaratoria de Reserva de la Biósfera, la propuesta surgió en 2016 y está a punto de cumplir un año desde que se inició el proceso de construcción de la línea base.
Precisamente, frente a este requisito, la bióloga señaló que “fue un poco dispendioso al igual que los talleres de socialización, los cuales han tenido retrasos por diferentes inconvenientes”.
En estos momentos, la línea base (información técnica recolectada) lleva un avance del 95%, por lo que estos talleres se realizan principalmente para fortalecer y complementar esa información que quizá haya quedado por fuera durante la búsqueda y revisión bibliográfica.
De esta forma, lo que hace falta es terminar los talleres comunitarios que se realizarán la próxima semana en comunidades indígenas y otros corregimientos, al igual que dos talleres institucionales que ya están programados en Bahía Solano y Bogotá con las autoridades de orden nacional.
Dentro de la información que ya se ha establecido, se cuentan toda la caracterización física del territorio, la parte ecosistémica, los servicios ambientales y los aspectos socioeconómicos y socioculturales de la zona. Adicionalmente incluye una zonificación de la reserva, que si bien está en el documento preliminar, la idea es que se sea validado con las comunidades. Hay que recordar que en Colombia ya existen 5 Reservas de la Biósfera declaradas por la Unesco, ubicadas en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, la más conocida:(Seaflowers), la de El Tuparro; la de la Sierra Nevada de Santa Marta; la Ciénaga Grande de Santa Marta y la del Cinturón Andino (que incluye tres parques nacionales), por lo que la ubicada entre los municipios de Nuquí y Bahía Solano, en el Chocó, no solo sería la sexta en el país, sino la primera en la región Pacífica colombiana.
¿Por qué en esta zona?
No es un secreto que la región del Chocó biodiverso es una de las zonas con mayor biodiversidad en el mundo y específicamente el área propuesta cumple con varios criterios exigidos para lograr esta declaratoria, entre los que se destacan: zona de importancia para la migración de varias especies como las aves, delfines, tortugas y ballenas; un área suficiente que incluya poblaciones con características culturales especiales como las afro e indígenas, que se encuentran aquí y que se desarrollen procesos sociales en pro de la sostenibilidad ambiental, como lo son los programas de Zona Exclusiva de Pesca Artesanal (ZEPA) en Bahía Solano o el Distrito Regional de Manejo Integrado Golfo de Tribugá-Cabo Corrientes en Nuquí, que buscan la protección y manejo adecuado de los recursos pesqueros de esta zona.

De todas maneras, si bien esta iniciativa ha sido liderada desde el IIAP y el Ministerio del Medioambiente, uno de los requisitos fundamentales tiene que ver con que las poblaciones locales no solo estén de acuerdo sino que la promuevan, para lo cual se llevan a cabo las socializaciones y consultas entre las diferentes comunidades que estarían incluidas en la Reserva.
Ser parte de una Reserva de Biósfera significa contar con un sello de calidad ambiental a nivel mundial, sin embargo, hay que aclarar que si bien la Unesco no pone ninguna condición o normas adicionales a las ya existentes, cuando un área se declara como Reserva, entra a ser parte de una red mundial de reservas logrando una importante visibilidad internacional.
Por ahora, se tiene previsto que el proceso consultivo y los últimos ajustes de la propuesta finalicen a mediados de julio, para luego enviar a la Unesco el documento final, con el cual se esperaría que a finales de 2017 o principios del 2018 se conozca la aceptación de la declaratoria.