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"Adoptar" tortugas, una iniciativa ecológica creciente

Bahía Solano y muchas otras poblaciones del litoral Pacífico son el escenario cada año de un espectáculo de la naturaleza que siempre maravilla pero que la intervención del hombre pone en peligro con el pasar del tiempo.

Se trata del desove de cientos de tortugas como las Carey, las Golfinas, Galápagos o Verdes del Pacífico, que cada año llegan a las playas de esta región a poner sus huevos, los cuales; contra la suerte, los animales depredadores y el mismo ser humano, comienzan una carrera por sobrevivir hasta salir de sus cascarones y volver al mar.

Las tortugas, llamadas también quelonios, hacen parte del orden de los reptiles y sus huevos, son incubados de forma natural en la tierra (en este caso la arena de las playas), en donde se desarrollan unas condiciones de temperatura y humedad que se hacen ideales para que los embriones se críen mientras salen a la superficie.


El proceso comienza cuando generalmente en las noches las madres llegan a las playas (en Bahía Solano, una de las preferidas por estos animales es la de El Almejal, en el Valle) y luego de encontrar un lugar alejado del agua, cavan un agujero lo suficientemente profundo para depositar sus huevos, los cuales cubren nuevamente con la arena antes despejada del hoyo.


Tras hacer su tarea, las tortugas mayores vuelven al mar y lo siguiente es que alrededor de mes y medio después los tortuguillos rompen sus cascarones y salen de la tierra en una travesía aparentemente corta hasta el mar, pero bastante letal, pues deben enfrentar el sol, aves y nuevamente las personas, que están pendientes de atraparlas , si antes no han encontrado los nidos y capturado los huevos.

Precisamente, debido a estas dificultades, desde hace muchos años varias personas ecologistas de la zona en compañía de algunos hoteleros y fundaciones como Natura, desarrollaron un programa de tortugarios con el fin de ayudar a la protección de estas especies en peligro de extinción.

Esto se hace por medio de una especie de salacunas artificiales (como unas cajas de arena a gran tamaño) instaladas en ciertos lugares ( varios hoteles los acogen) en donde se transfieren los nidos encontrados en las playas, se marcan con letreros que indican la fecha de desove y posible salida, para poder cuidarlos de las distintas amenazas antes mencionadas.


Además, de que en las temporadas de liberación los hoteles ofrecen a sus huéspedes presenciar este espectáculo único, los turistas también pueden “apadrinar” una de estas tortuguitas por medio de sus donaciones para apoyar el programa.

Por eso, la invitación es a vincularse a esta iniciativa en la que se puede ayudar a proteger uno de esos huevos que están protegidos en estos tortugarios, y que será cuidado y ayudado mientras nace y regresa al mar.

El aporte es de 35.000 pesos con los que la Fundación Natura entregará al padrino un diploma que certifica la donación al programa, así como una manilla que lo acredita como adoptante.


De igual manera, la Fundación le hará llegar al padrino información por correo electrónico sobre el proceso de nacimiento de la tortuga, con la historia y algunas fotografías.


Para más información ingresa a:

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